
El lugar donde se junta la flor y nata de Portugal
Cascais es una villa costera muy cercana a la capital y al famoso Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa. Pasear por allí es hacerlo por un pueblo marinero que aún conserva la esencia de otros tiempos en sus plazas, baluarte y puerto pesquero. Las embarcaciones de recreo y el turismo han atraído a personalidades de todo el mundo hasta uno de los rincones más hermosos del litoral luso. Si estás en Lisboa unos días, además de ver los principales monumentos de la capital podrás conocer las playas y rincones naturales e históricos que proporciona el bello pueblo de Cascais. Déjate atrapar por sus calles, su ambiente y gastronomía o pasea hasta la Boca do Inferno, un recorrido único por la costa disfrutando de la asombrosa estampa del litoral portugués. Una maravilla a media hora de Lisboa. ¿Te vienes?
Un repaso a la historia
Cascais tiene vestigios arqueológicos que nos llevan incluso a los tiempos de los romanos, quienes se asentaron en este punto del Océano Atlántico en la desembocadura del río Tajo. Era una zona ya habitada, gentes que pescaban y marisqueaban como forma de vida, de hecho, de las conchas de los moluscos que comían proviene el nombre del pueblo; de las cáscaras del molusco, Cascais. Una zona perfecta para la pesca y la producción de salazones de pescado, de las que aún se pueden ver las cetárias o los tanques para la fabricación de garum, la pasta hecha de las vísceras de peces con alto contenido graso como sardinas, tan típicas en Lisboa.
Ya en la Edad Media, los árabes constituyen diversas aldeas que serán el germen del Cascais actual. Durante los cinco siglos que dominaron el área, canalizaron el agua para la instalación de huertas y frondosos árboles frutales dando lugar a un impresionante vergel. Tras la conquista cristiana, la zona comienza a tener importancia militar y marítima, se fortifica la villa y aparece un castillo para proteger Cascais y su puerto, a donde llegaban muchas de las expediciones portuguesas, incluso el propio Cristóbal Colón amarró aquí tras su travesía atlántica. Otro personaje ilustre que arrivó en este puerto fue Luís de Camoes en 1569 tras sus viajes por África ante la imposibilidad de amarrar en una Lisboa azotada por la peste.
De pueblo marinero a lugar turístico
A mediados del siglo XIX los nobles, la aristocracia y la alta burguesía se ven atraídos por las playas como instrumento para la mejora de su salud. Los baños de sol, el lodo y los paseos por la arena se calificaban como terapeúticos por lo que el pueblo comienza a llenarse pequeños palacetes y gente de gran poder adquisitivo. Incluso los reyes de Portugal establecieron en Cascais uno de sus lugares de veraneo preferidos.
La tendencia continuó a lo largo del siglo XX, y tanto durante la democracia como durante la dictadura, Cascais fue el lugar de relax de las élites de la capital. Junto con estas nuevas gentes llegan nuevas formas de actividad económica, más encaminadas al ocio, como el famoso casino de Estoril, el circuíto de carreras, multitud de alojamientos de recreo e incluso aquí se disputó el primer partido de fútbol oficial en Portugal.
A día de hoy, la esencia marinera se ha perdido casi por completo, pero lo que no ha perdido es su belleza innata. A pesar de ser un destino turístico, Cascais sigue siendo un precioso lugar para relajarse durante unas horas de la ajetreada vida de Lisboa.
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Datos útiles:
-Cómo llegar: La mejor manera de llegar a la ciudad de Estoril es a través del tren. El recorrido desde Cais do Sodré dura 40 minutos y tan solo media hora si partes desde Belém. El billete de ida y vuelta tiene un valor de 5 euros. Puedes bajar en Estoril para ver su famoso casino y caminar por el paseo marítimo hasta la Playa de Cascais en un paseo de media hora.
-Qué ver: Algunos rincones como la Boca do Inferno son esenciales en la visita a Cascais, pero no te pierdas la Ciudadela, el baluarte defensivo frente al puerto. Sus calles y plazas están llenas de restaurantes, cafeterías, bares y tiendas para todos los públicos. Una de nuestras recomendaciones es tomar un sandes de leitao (bocadillo de cochinillo) en la plaza Camoes.
-Cuánto tiempo dedicar: El lugar es más bien pequeño y fácil de recorrer, una vez visto el efecto de Boca do Inferno y haber tomado algo en el centro estamos listos para volver. Todo depende de cada uno, pero no es necesario echar todo el día allí, especialmente porque seguro que nos hemos dejado algunas cosas de Lisboa en el tintero.